OPINIÓN. Por el diputado provincial Castor López, presidente de Recrear Santiago del Estero.
Las crecientes retenciones a las exportaciones agropecuarias –ahora “móviles”, dando la sombría certidumbre de precios máximos con costos crecientes a los productores del interior del país- provocan un doble y grave perjuicio al federalismo argentino, por sus modos, tanto de percepción, fundamentalmente, debido a la condición de no participar el tributo con las provincias, como en su posterior aplicación de lo recaudado.
Desde su percepción, las retenciones que, se apartan de las tradicionales reglas fiscales generales, han modificado sustancialmente el sistema tributario argentino. Antes de ellas, la recaudación fiscal se distribuía aproximadamente en un 50% para la Nación y el 50% restante a las provincias. Con su incorporación y, del “impuesto al cheque”, el reparto resulta en casi un 70% al gobierno nacional y sólo el 30% a las provincias.
Esta modificación económica no resulta neutra sobre el sistema político. Lo afecta relevantemente, porque la asignación de los recursos públicos así recaudados no se aplica mediante un sistema automático, equitativo y transparente en todo el país, sino discrecionalmente, según el grado de subordinación al gobierno nacional que los gobernadores e intendentes exhiban y practiquen, distorsionando gravemente la organización política federal argentina.
No podemos continuar dirimiendo las cuestiones públicas mediante el cotejo de la capacidad de las fuerzas de ocupación de los espacios públicos, como tribus primitivas. Ello es una prueba de nuestra debilidad institucional. Faltó el imprescindible debate parlamentario, al amparo de la permanente vigencia de una ley de “emergencia económica”, luego de un lustro creciendo al 10% anual. Pues, de haberse efectuado, aun con el mismo resultado actual, explicitaría naturalmente las responsabilidades en el Congreso nacional.
También es cierto que actual gobierno, que “profundizaba el cambio” del anterior, nunca propuso la disminución de las retenciones y eran muy probables estos incrementos, de cara al persistente aumento del gasto público. Desde la genuina oposición se oferto la progresiva eliminación de las retenciones y la correspondiente aplicación del generalizado impuesto a las ganancias, del que participan las provincias, para restituir el equilibrio económico –y político- de estas con la nación.
En las actuales circunstancias, hay que convocar al diálogo con propuestas concretas y consensuar civilizadamente un razonable nivel de la envergadura de las retenciones y la posibilidad de diferenciarlas según las provincias de origen y el producto, en razón de la importante incidencia de los costos de transporte, especialmente en los pequeños y medianos productores del interior del país –más de 400.000- para no continuar haciendo artificialmente inviables las tierras más alejadas de los puertos de exportación y los grandes centros de consumo.
Frase: “Cuando se advierte que, para producir, se necesita el permiso de quienes no producen, cuando se comprueba que el dinero fluye solo hacia quienes trafican favores, cuando se percibe que muchos se hacen ricos por el soborno y las influencias, cuando las leyes protegen a los corruptos y no a los honestos, esa sociedad esta condenada”, Ayn Rand (Escritora estadounidense nacida en Rusia).
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