Una de las primeras presentaciones técnicas fue la de Lucas
Borrás, doctor en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional
de Rosario e investigador del Conicet, quien se refirió al manejo de las
densidades. Desde su punto de vista, la elección de la densidad está
condicionada por el ambiente y por el genotipo. “Cada semilla comercial tiene
una densidad recomendada por fecha de siembra, por ambiente y por rinde
esperado, y como hay muchas variaciones es importante preguntarle al semillero
cuál es la óptima. De esa manera se puede reducir el costo que implica la
compra de semilla”, sostuvo.
El segundo factor a tener en cuenta –indicó- es el ambiente,
pero en este caso la complicación pasa porque la densidad óptima se modifica de
ambiente en ambiente, y tanto superarla como quedar por debajo genera una merma
en el rinde. “Los ambientes de baja productividad tienen valores de densidad
óptima menores que los ambientes de mayor calidad”, ejemplificó.
A su turno, el especialista en fitopatología de FAUBA,
Marcelo Carmona, ofreció una charla sobre roya y tizón, dos enfermedades de
hoja del maíz que pueden generar pérdidas de hasta el 40%. Como medidas de
manejo, destacó la resistencia genética y el control químico con fungicidas,
“pero a éstos deberíamos utilizarlos sólo cuando se justifique ambiental y
económicamente. Para esto, tenemos que estimar la merma que la roya nos estaría
generando, y calcular si vamos a incrementar nuestro retorno económico”,
consideró, y sugirió no guiarse por el porcentaje de plantas afectadas sino por
el nivel de severidad, que se mide contando el número de pústulas por hoja con
el porcentaje de Peterson.
Inmediatamente después, la fitopatóloga de Nidera, Yanel Belich, mostró las enfermedades de espiga y tallo en maíz, y consideró que para evitarlas conviene trabajar con híbridos tolerantes, rotar y realizar una fertilización balanceada, ajustar la densidad a la zona, hacer un control de los insectos de suelo y un monitoreo de podredumbres para definir la época adecuada de cosecha.
Desde el INTA Pergamino llegó el Ing. Juan Carlos Ponsa para
disertar sobre el control de malezas en el barbecho, quien propuso evitar los
problemas mediante la utilización de distintos graminicidas –siempre con
aceite, que potencia su efecto- y realizar un “doble golpe” a los diez días con
Paraquat u Ocerillo (Paraquat + Diuron) para evitar el rebrote.
Respecto del manejo en el barbecho, recomendó comenzar a
hacerlos a partir de mayo o junio. “Con la aparición de distintos tipos de
malezas, si nos vamos a barbechos tardíos ya no las controlamos más, entonces
es conveniente aplicar un herbicida con eficacia de control, siempre de la mano
de un residual para lograr persistencia y disponibilidad en el suelo”, afirmó.
En ese sentido, mencionó la aplicación de la combinación de
glifosato más metsulfuron 60 días antes de la siembra de maíz o soja. Pero los
días deben contarse a partir de una lluvia de50 milímetros como mínimo, porque
de lo contrario queda en superficie sin incorporarse al suelo.
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